La lepra o enfermedad de Hansen es una enfermedad infecciosa crónica producida por la bacteria Mycobacterium Leprae (bacilo ácido-alcohol resistente) que afecta, especialmente, al sistema nervioso periférico, la piel, la mucosa de las vías respiratorias superiores y los ojos.

Se caracteriza por la aparición de úlceras cutáneas, falta de sensibilidad en la piel y debilidad muscular.

La transmisión se produce principalmente cuando una persona con lepra estornuda y los que están a su alrededor aspiran esas gotas en el aire contaminado, cuando existe un contacto estrecho y habitual con enfermos no tratados. Muchas de las personas que entran en contacto con una persona enferma no acaban infectadas porque su sistema inmune aplaca la bacteria.

La lepra es común en muchos países del mundo y en los climas templados, tropicales y subtropicales. En los Estados Unidos, se diagnostican aproximadamente 100 casos cada año. La mayoría de los casos se presentan en el sur, California, Hawái, las islas de ese país y Guam.

La prevalencia de esta enfermedad ha descendido de manera significativa desde hace una década, y ha pasado de unos 12 millones a 720.000 casos en 1999, en todo el mundo. Son múltiples los factores que explican este descenso, como por ejemplo un mejor diagnóstico, tratamiento farmacológico más efectivo, mayor efectividad de los programas de vacunación e incremento del nivel social y cultural de la población de riesgo.

En la actualidad, no existe una vacuna efectiva, aunque la vacuna con BCG parece que protege más de la lepra que de la tuberculosis. Posiblemente la clonación de los genes de los principales antígenos de M. leprae posibilite la elaboración de una vacuna eficaz en un futuro próximo.